Un amor para Navidad by E. R. Dark

Un amor para Navidad by E. R. Dark

autor:E. R. Dark [Dark, E. R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico, Fantástico, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-06T00:00:00+00:00


Capítulo 8

Donegal, Irlanda, s. XXI

24 de diciembre

Irial no podía creerse que ya estuvieran en Nochebuena, hacía exactamente un año que Norene le robó su corazón para no devolvérselo. Rememoró el momento en que, cegado por la pasión, la había besado bajo el muérdago después de días de negárselo por miedo a que fuera una bruja. Aquel error, aquel miedo, le había costado el amor de su vida. Apartó a su compañera, y ahora no veía el modo de recuperarla.

El sonido del timbre de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Apartó la vista del muérdago y fue a abrir.

Kara le había dicho que había invitado a algunos amigos a la cena. Llevaba tiempo sin verlos, y tardaría mucho en volver a hacerlo. A él no le apetecía demasiado ser sociable con gente que no le importaba lo más mínimo, pero por su cuñada lo haría.

Norene se miraba los zapatos nerviosa. Kara había insistido tanto que no había podido negarse. Lo cierto era que, además de insistente, tenía razón. Iba a ser su última Nochebuena juntas, al menos en mucho tiempo, y no quería que se separaran enfadadas. Le había prometido que estarían los tres solos, que Irial, como estaba furioso por lo ocurrido entre ellos, se había ido a la cabaña de los acantilados, así que no le vería. Aquello acabó de convencerla, y por eso estaba frente a la puerta de la casa de su hermana en ese momento.

Pero cuando la puerta se abrió y apareció Irial, vestido con una camisa negra ajustada, unos pantalones del mismo color y su pelo largo suelto y cayendo sobre sus hombros, no supo si desmayarse, salir corriendo o matar a Kara por mentirosa.

Irial tampoco esperaba lo que encontró al otro lado de la puerta: Norene. Y estaba preciosa. El maquillaje de aquella época resaltaba sus rasgos hasta convertirla casi en una deidad. Llevaba un bonito vestido azul noche con el escote en forma de V, que realzaba sus redondeados pechos. Casi creyó que podría salivar en ese instante.

—Norene…

—Creo que no debería estar aquí —dijo empezando a dar un paso atrás, pero Irial se lo impidió, sujetándola de la mano.

—Por favor, no te marches. Aún no.

Su tono de voz, casi suplicante, unido a lo mucho que lo había echado de menos, a lo atractivo que estaba, al recuerdo de otra Nochebuena… Su corazón volvió a ganar la batalla como días atrás y entró en la casa.

Cuando entraron, muy juntos, pero sin tocarse, Norene vio a Kara y Dagen, besándose apasionadamente bajo el muérdago. Otro beso, en otro tiempo, cosquilleó en sus labios. Sintió la presencia de Irial mucho más real y solida a su espalda. Era como si algo la atara a él, y por mucho que luchara, que lo intentara, era incapaz de alejarse y de mantenerse lejos.

—Norene —susurró Irial apoyando las manos en su cintura—. ¿Lo recuerdas?

Ella no quiso girarse, lo haría más duro.

—¿Crees que podría olvidarlo?

—Lo has hecho. Me apartas de ti.

Ella apretó los labios y cerró los ojos para tratar de mantenerse firme.



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